Introducción
La segunda
guerra mundial fue una etapa de la historia universal llena de injusticias, de
odio, de discriminaciones y de privación de la libertad. Pero también fue una época llena de esperanza, aquella que
llevo a miles de judíos, que eran prisioneros en los campos de concentración, a
trabajar a pesar de las condiciones en las que se encontraban, a seguir
luchando por su libertad, como decía en las entradas de ciertos campos de
concentración “arbeitmachtfrei” en alemán, que significa “el trabajo te hará
libre”. Para algunos prisioneros eso era verdad, claro si soportaban vivir
meses con poca comida y excesivo trabajo.
La esperanza es
lo que mantuvo a Viktor vivo durante los meses que vivió en los diferentes
campos de concentración, la esperanza de ver s u esposa viva, de volver a su
hogar, regresar a su vida anterior a la guerra. El propósito de la lectura es
aprender a apreciar lo que tenemos hoy en día, a disfrutar de cada cosa que nos
suceda, de cuidar nuestras relaciones, de cuidar a aquellos seres queridos y
que aunque vayan mal las situaciones en nuestra vida hay que encontrar esa
fuerza que nos impulse a mejorar, a salir adelante y a luchar por lo que
deseamos.
El autor te
lleva a través de las diferentes etapas de su estancia en los campos de
concentración, desde su llegada, los primeros días, los días que lo movían de
lugar o puesto, hasta su liberación. A través de su desesperación, aquellas
ilusiones en las cuales mantenía pláticas con su esposa para poder mantener esa
esperanza de algún día salir y poder volver a ser libre. Uno de los capítulos
más importantes es en el que menciona el arte en el campo de concentración,
cómo el buscaba algún color afuera del campo, simbolizando la felicidad o
libertad fuera de éste. Al igual que el capítulo que habla acerca de la
diversión que tenían adentro al llegar la noche, cuando todos se juntaban y
contaban chistes, poemas, cantaban, con el propósito de olvidar la situación en
la que se encontraban, olvidar esos días difíciles.
Contenido
Todos tenían un
nombre, una identidad, pero al llegar a los campos de concentración ésta ya no
existía, los soldados de la SS tomaban todos los objetos personales, desde ropa
hasta las identificaciones. En ese momento Viktor dejó de ser Viktor y se
convirtió en n.° 119.104, eso era el ahora, un simple número, aspi se referían
a él y cada prisionero tenía un número diferente. Su vida antes del campo
desaparecía eso ya no importaba, ahora lo que tiene que hacer cada prisionero
es trabajar para poder llegar a obtener su libertad otra vez.
Al llegar a
Auschwitz, a Viktor y a su esposa los separan en filas
diferentes, una fila de hombres y otra de mujeres en las cuales iban pasando
por etapas, para poder ser clasificados por los soldados, si un hombre estaba
enfermo o tenía alguna herida los mandaban a otra fila, para así llevarlos a
las cámaras de gas. Viktor por el trayecto al campo estaba agotado pero se
enderezo y caminó derecho para evitar el viaje temprano a la cámara de gas. Al
llegar terminar con la selección de personas, a las que estaban bien o que
parecían que podrían realizar trabajos pesados sin algún problema los meten en
un cuarto.
En este cuarto
nadie sabe que es lo que sucede, al entrar los soldados, los prisioneros son
despojados de sus ropas y son rasurados hasta quedar solamente su piel
expuesta, nada de pelo. Al terminar esto eran mandados a la ducha, todos a
ducharse, al darse cuenta que realmente les está cayendo agua los prisioneros
se emocionan y olvidan sus diferencias. Empiezan a bromear entre ellos tratando
de alegrarse y olvidar por un momento, sólo un momento, el lugar en el que
están.
Después del baño
son mandados a unos cuartos con camas que son de 2 x 2.5 este espacio para
alrededor de 9 hombres, todos acostados de costado para puedan caber cada uno
de los prisioneros, no era la mejor cama pero sin embargo les permitía
descansar un rato, después de tanto trabajo todos los prisioneros acababan el
día exhaustos y no les importaba el tamaño de las camas o como estuvieran
acomodados, simplemente les importaba descansar.
El poder olvidar su situación por un momento,
poder soñar con ser libres, volver a estar con sus familias, otros soñaban con
poder comer más que sopa y pan, otros simplemente con volver a estar en su casa.
Eran sueños y deseos que tenían los
prisioneros, era lo que les motivaba día a día a seguir con vida y salir de
éste lugar y poder regresar a sus hogares y a su vida antigua, simplemente no
estar en este lugar tan lúgubre y lleno
de tanta injusticia y volver a ser libres.
Vivir o morir,
era lo que los prisioneros pensaban todos los días, podían elegir ir a la valla
eléctrica y morir electrocutados o seguir luchando para sobrevivir día a día,
para así algún día volver a ver a su familia. La forma de vivir en el campo era
difícil, todos los días tener que soportar las humillaciones de parte de los
soldados de la SS y los trabajos que le tocaban a cada prisionero, cavar para
poner tuberías subterráneas, trabajar con los capataces, en el caso de n° 119.104
trabajo en la enfermería con los enfermos de tifu, cuidándolos y dado que él
era psicólogo en su vida fuera del campo, se le hizo fácil trabajar con las
mortalidades, no le afectaba tanto como a otros que no tenían preparación
psicológica para este tipo de trabajos.
Todo trabajo
dentro del campo era difícil, los trabajadores salían lastimados, sin importar
que puesto les tocara, había trabajos que les tocaba realizar en la nieve y
dado que al entrar al campo se le despojaba de sus ropas, se les daba ropa que
tenían que cambiar cada seis meses ya cuando ésta era solo un trapo más, y los
zapatos, éstos se les dejaban a los prisioneros si eran viejos y ya casi
inservibles mientras que los zapatos más lujosos o de gran valor se les
quitaban y se les daban unos rotos que servirían solo un par de días más.
Éstos trabajos
en la nieve eran de los más difíciles ya que la mayoría no tenía zapatos en
buen estado o simplemente iba descalzo a sus tareas era probable que terminara
sin dedos por la temperatura a la que estaban expuestos los dedos. Si algún
prisionero se lastimaba gravemente durante el trabajo era mandado a las cámaras
de gas, ya que no serviría para un trabajo pesado en los próximos días. Entonces los prisioneros
tenían que actuar como si no les doliera o como si no les hubiera pasado nada
durante el día para poder así salvar su vida.
Y si el trabajo
no los lastimaba, los castigos por parte de los soldados sí, al ver que los
prisioneros no trabajaban al ritmo que debían los castigaban con latigazos, o
si algo no les parecía los prisioneros eran castigados también. De la misma
manera los capos, quienes eran prisioneros pero con más privilegios que los
demás, trataban a los otros como inferiores a ellos, algunos los trataban
peores que los mismos soldados, olvidaban que tenían las mismas raíces, que
venían del mismo lugar pero sólo corrieron con más suerte.
Para despejarse
de la vida que llevaban ahora los hombres se reunían en las noches en sus
cuartos y hacían un teatro pequeño con lo que podían, de esta manera se subían
y contaban chistes, historias, algunos leían poemas que ellos mismos habían
escrito un día, se burlaban de su vida en el campo al igual que de los soldados
que los cuidaban o que los cuidaron ese día. Los capos se unían a ellos, éstos
también tenían la presión diaria de los trabajos ya que también eran
prisioneros, entonces todos olvidaban sus diferencias y problemas por un rato,
así divertirse a pesar de todo lo que les haya pasado durante el día. Había
prisioneros que estaban agotados, que se les cerraban los ojos del cansancio,
pero no faltaban a estas reuniones porque éstas eran las que les alegraban el
día, sin importar que tan pesado hubiera sido.
Para Viktor
encontrar el arte era algo importante, curiosamente dentro del campo todo era
en tonalidades de grises, así lo veía el, mientras que afuera el lograba ver los
pastos verdes que el vía así o le daba mayor atención porque pensaba que era
libertad, el poder estar lejos de ese lugar, también se detenía a ver la puesta del sol que ponía el cielo de un
tono rojizo, éste tono le recordaba a su esposa, quien Viktor no sabía si
seguía viva o muerta, bien podía a estar a metros o kilómetros lejos de él.
Durante el día
el tenía platicas con su esposa, claro dentro de su mente, eso no le importaba
a él. De esta manera ella seguía viva para él, de cierta manera ella vivía
dentro de él. Durante sus trabajos platicaba con ella y la sentía tan cerca de
él que casi podía tocarla, como si estuviera a su lado. De esta manera él
seguía con vida estas imágenes o platicas con su esposa eran lo que lo mantenía
con vida durante tanto tiempo antes de
ser liberado.
Al ser liberado,
regresó a la casa con la que tanto soñaba, comía mucho cuanto quisiera y lo que
quisiera, ya podía hacerlo sin que nadie le regañara por eso. Sin embargo él
aún no sentía lo que quería sentir, aún sentía que estaba allá y no sentía la
felicidad que soñó cuando estaba allá. Y lo único que quería hacer él era
olvidar lo sucedido, olvidar la vida en el campo de concentración pero no podía
no había día que alguien le preguntara como fue su vida dentro del campo, éste
le siguió atormentando por mucho tiempo.
Reflexión
La esperanza es
lo que nos mantiene vivos o con buena actitud día a día, la esperanza de que
algún día tengamos un gobierno diferente, que las personas cambien su manera de
pensar, que dejen de buscar un culpable y empiecen a buscar una solución, la
esperanza de poder ver o abrazar a alguien incluso sólo por cinco segundos a
aquella una persona que no has visto por meses o años, la esperanza de algún
día llegar a ser mejor persona para ti mismo y para nadie más.
También el
disfrutar las pequeñas cosas o las cosas que ya son costumbres en nuestras
vidas, ese café que tomamos todas las mañanas al desayunar o el poder disfrutar
de aquél chocolate tan rico que comemos por las tardes, un te amo de la persona
que amas o un abrazo de tu hermano. Cosas que son tan sencillas u ordinarias
que ya no les damos importancia alguna y que un día sin darnos cuenta o que sin
que lo tengamos planeado no lo podamos hacer.
Que a esa
persona que le decías te amo ya no le puedas decir porque ya no está a tu lado,
que aquél abrazo de tu hermano ya no pueda ser porque por cualquier tontería se
pelearon y ahora no se dirigen la palabra, ahora perdiste tu trabajo y ya no te
puedes dar el lujo de comprar esos chocolates que comías diario. Uno no sabe lo
que puede venir en el futuro, claro lo puede prevenir pero no se sabe con
certeza lo que suceda en nuestras vidas, es por eso que es ahora cuando debemos
de disfrutar cada hecho que nos pase en nuestra vida desde los problemas más
difíciles de solucionar hasta aquél pequeño lujo que te puedes dar cuando
quieres.
Disfrutar a las
personas que tienes cerca de ti, uno nunca sabe cuándo se puede ir y jamás
volverlas a ver o verlas cada medio año cuando te gustaría poder verlas cada
día y tenerlas a tu lado para poder hablar con ellas o recibir un abrazo cuando
más lo necesitas. Es por eso que debemos vivir en el hoy, en el presente
disfrutando cada cosa más simple y hacerla algo importante y grande en nuestras
vidas.
Referencia bibliográfica
Frankl
V. (1991). “El hombre en busca de
sentido”. Barcelona: Herder. Recuperado el 21 de febrero de 2012, de http://undl.powweb.com/moodle2011/file.php/17/el_hombre_en_busca_de_sentido.pdf.