domingo, 3 de junio de 2012

Reporte de lectura de El Hombre en busca de Sentido.


Introducción

La segunda guerra mundial fue una etapa de la historia universal llena de injusticias, de odio, de discriminaciones y de privación de la libertad. Pero también  fue una época llena de esperanza, aquella que llevo a miles de judíos, que eran prisioneros en los campos de concentración, a trabajar a pesar de las condiciones en las que se encontraban, a seguir luchando por su libertad, como decía en las entradas de ciertos campos de concentración “arbeitmachtfrei” en alemán, que significa “el trabajo te hará libre”. Para algunos prisioneros eso era verdad, claro si soportaban vivir meses con poca comida y excesivo trabajo.
La esperanza es lo que mantuvo a Viktor vivo durante los meses que vivió en los diferentes campos de concentración, la esperanza de ver s u esposa viva, de volver a su hogar, regresar a su vida anterior a la guerra. El propósito de la lectura es aprender a apreciar lo que tenemos hoy en día, a disfrutar de cada cosa que nos suceda, de cuidar nuestras relaciones, de cuidar a aquellos seres queridos y que aunque vayan mal las situaciones en nuestra vida hay que encontrar esa fuerza que nos impulse a mejorar, a salir adelante y a luchar por lo que deseamos.
El autor te lleva a través de las diferentes etapas de su estancia en los campos de concentración, desde su llegada, los primeros días, los días que lo movían de lugar o puesto, hasta su liberación. A través de su desesperación, aquellas ilusiones en las cuales mantenía pláticas con su esposa para poder mantener esa esperanza de algún día salir y poder volver a ser libre. Uno de los capítulos más importantes es en el que menciona el arte en el campo de concentración, cómo el buscaba algún color afuera del campo, simbolizando la felicidad o libertad fuera de éste. Al igual que el capítulo que habla acerca de la diversión que tenían adentro al llegar la noche, cuando todos se juntaban y contaban chistes, poemas, cantaban, con el propósito de olvidar la situación en la que se encontraban, olvidar esos días difíciles.

Contenido

Todos tenían un nombre, una identidad, pero al llegar a los campos de concentración ésta ya no existía, los soldados de la SS tomaban todos los objetos personales, desde ropa hasta las identificaciones. En ese momento Viktor dejó de ser Viktor y se convirtió en n.° 119.104, eso era el ahora, un simple número, aspi se referían a él y cada prisionero tenía un número diferente. Su vida antes del campo desaparecía eso ya no importaba, ahora lo que tiene que hacer cada prisionero es trabajar para poder llegar a obtener su libertad otra vez.
Al llegar a Auschwitz, a Viktor y a su esposa los separan en filas diferentes, una fila de hombres y otra de mujeres en las cuales iban pasando por etapas, para poder ser clasificados por los soldados, si un hombre estaba enfermo o tenía alguna herida los mandaban a otra fila, para así llevarlos a las cámaras de gas. Viktor por el trayecto al campo estaba agotado pero se enderezo y caminó derecho para evitar el viaje temprano a la cámara de gas. Al llegar terminar con la selección de personas, a las que estaban bien o que parecían que podrían realizar trabajos pesados sin algún problema los meten en un cuarto.
En este cuarto nadie sabe que es lo que sucede, al entrar los soldados, los prisioneros son despojados de sus ropas y son rasurados hasta quedar solamente su piel expuesta, nada de pelo. Al terminar esto eran mandados a la ducha, todos a ducharse, al darse cuenta que realmente les está cayendo agua los prisioneros se emocionan y olvidan sus diferencias. Empiezan a bromear entre ellos tratando de alegrarse y olvidar por un momento, sólo un momento, el lugar en el que están.
Después del baño son mandados a unos cuartos con camas que son de 2 x 2.5 este espacio para alrededor de 9 hombres, todos acostados de costado para puedan caber cada uno de los prisioneros, no era la mejor cama pero sin embargo les permitía descansar un rato, después de tanto trabajo todos los prisioneros acababan el día exhaustos y no les importaba el tamaño de las camas o como estuvieran acomodados, simplemente les importaba descansar.
 El poder olvidar su situación por un momento, poder soñar con ser libres, volver a estar con sus familias, otros soñaban con poder comer más que sopa y pan, otros simplemente con volver a estar en su casa. Eran sueños  y deseos que tenían los prisioneros, era lo que les motivaba día a día a seguir con vida y salir de éste lugar y poder regresar a sus hogares y a su vida antigua, simplemente no estar  en este lugar tan lúgubre y lleno de tanta injusticia y volver a ser libres.
Vivir o morir, era lo que los prisioneros pensaban todos los días, podían elegir ir a la valla eléctrica y morir electrocutados o seguir luchando para sobrevivir día a día, para así algún día volver a ver a su familia. La forma de vivir en el campo era difícil, todos los días tener que soportar las humillaciones de parte de los soldados de la SS y los trabajos que le tocaban a cada prisionero, cavar para poner tuberías subterráneas, trabajar con los capataces, en el caso de n° 119.104 trabajo en la enfermería con los enfermos de tifu, cuidándolos y dado que él era psicólogo en su vida fuera del campo, se le hizo fácil trabajar con las mortalidades, no le afectaba tanto como a otros que no tenían preparación psicológica para este tipo de trabajos.
Todo trabajo dentro del campo era difícil, los trabajadores salían lastimados, sin importar que puesto les tocara, había trabajos que les tocaba realizar en la nieve y dado que al entrar al campo se le despojaba de sus ropas, se les daba ropa que tenían que cambiar cada seis meses ya cuando ésta era solo un trapo más, y los zapatos, éstos se les dejaban a los prisioneros si eran viejos y ya casi inservibles mientras que los zapatos más lujosos o de gran valor se les quitaban y se les daban unos rotos que servirían solo un par de días más.
Éstos trabajos en la nieve eran de los más difíciles ya que la mayoría no tenía zapatos en buen estado o simplemente iba descalzo a sus tareas era probable que terminara sin dedos por la temperatura a la que estaban expuestos los dedos. Si algún prisionero se lastimaba gravemente durante el trabajo era mandado a las cámaras de gas, ya que no serviría para un trabajo pesado en los  próximos días. Entonces los prisioneros tenían que actuar como si no les doliera o como si no les hubiera pasado nada durante el día para poder así salvar su vida.

Y si el trabajo no los lastimaba, los castigos por parte de los soldados sí, al ver que los prisioneros no trabajaban al ritmo que debían los castigaban con latigazos, o si algo no les parecía los prisioneros eran castigados también. De la misma manera los capos, quienes eran prisioneros pero con más privilegios que los demás, trataban a los otros como inferiores a ellos, algunos los trataban peores que los mismos soldados, olvidaban que tenían las mismas raíces, que venían del mismo lugar pero sólo corrieron con más suerte.
Para despejarse de la vida que llevaban ahora los hombres se reunían en las noches en sus cuartos y hacían un teatro pequeño con lo que podían, de esta manera se subían y contaban chistes, historias, algunos leían poemas que ellos mismos habían escrito un día, se burlaban de su vida en el campo al igual que de los soldados que los cuidaban o que los cuidaron ese día. Los capos se unían a ellos, éstos también tenían la presión diaria de los trabajos ya que también eran prisioneros, entonces todos olvidaban sus diferencias y problemas por un rato, así divertirse a pesar de todo lo que les haya pasado durante el día. Había prisioneros que estaban agotados, que se les cerraban los ojos del cansancio, pero no faltaban a estas reuniones porque éstas eran las que les alegraban el día, sin importar que tan pesado hubiera sido.
Para Viktor encontrar el arte era algo importante, curiosamente dentro del campo todo era en tonalidades de grises, así lo veía el, mientras que afuera el lograba ver los pastos verdes que el vía así o le daba mayor atención porque pensaba que era libertad, el poder estar lejos de ese lugar, también se detenía a ver  la puesta del sol que ponía el cielo de un tono rojizo, éste tono le recordaba a su esposa, quien Viktor no sabía si seguía viva o muerta, bien podía a estar a metros o kilómetros lejos de él.
Durante el día el tenía platicas con su esposa, claro dentro de su mente, eso no le importaba a él. De esta manera ella seguía viva para él, de cierta manera ella vivía dentro de él. Durante sus trabajos platicaba con ella y la sentía tan cerca de él que casi podía tocarla, como si estuviera a su lado. De esta manera él seguía con vida estas imágenes o platicas con su esposa eran lo que lo mantenía con vida  durante tanto tiempo antes de ser liberado.
Al ser liberado, regresó a la casa con la que tanto soñaba, comía mucho cuanto quisiera y lo que quisiera, ya podía hacerlo sin que nadie le regañara por eso. Sin embargo él aún no sentía lo que quería sentir, aún sentía que estaba allá y no sentía la felicidad que soñó cuando estaba allá. Y lo único que quería hacer él era olvidar lo sucedido, olvidar la vida en el campo de concentración pero no podía no había día que alguien le preguntara como fue su vida dentro del campo, éste le siguió atormentando por mucho tiempo.


Reflexión

La esperanza es lo que nos mantiene vivos o con buena actitud día a día, la esperanza de que algún día tengamos un gobierno diferente, que las personas cambien su manera de pensar, que dejen de buscar un culpable y empiecen a buscar una solución, la esperanza de poder ver o abrazar a alguien incluso sólo por cinco segundos a aquella una persona que no has visto por meses o años, la esperanza de algún día llegar a ser mejor persona para ti mismo y para nadie más.
También el disfrutar las pequeñas cosas o las cosas que ya son costumbres en nuestras vidas, ese café que tomamos todas las mañanas al desayunar o el poder disfrutar de aquél chocolate tan rico que comemos por las tardes, un te amo de la persona que amas o un abrazo de tu hermano. Cosas que son tan sencillas u ordinarias que ya no les damos importancia alguna y que un día sin darnos cuenta o que sin que lo tengamos planeado no lo podamos hacer.
Que a esa persona que le decías te amo ya no le puedas decir porque ya no está a tu lado, que aquél abrazo de tu hermano ya no pueda ser porque por cualquier tontería se pelearon y ahora no se dirigen la palabra, ahora perdiste tu trabajo y ya no te puedes dar el lujo de comprar esos chocolates que comías diario. Uno no sabe lo que puede venir en el futuro, claro lo puede prevenir pero no se sabe con certeza lo que suceda en nuestras vidas, es por eso que es ahora cuando debemos de disfrutar cada hecho que nos pase en nuestra vida desde los problemas más difíciles de solucionar hasta aquél pequeño lujo que te puedes dar cuando quieres.
Disfrutar a las personas que tienes cerca de ti, uno nunca sabe cuándo se puede ir y jamás volverlas a ver o verlas cada medio año cuando te gustaría poder verlas cada día y tenerlas a tu lado para poder hablar con ellas o recibir un abrazo cuando más lo necesitas. Es por eso que debemos vivir en el hoy, en el presente disfrutando cada cosa más simple y hacerla algo importante y grande en nuestras vidas.

Referencia bibliográfica

Frankl V. (1991). “El hombre en busca de sentido”. Barcelona: Herder. Recuperado el 21 de febrero de 2012, de http://undl.powweb.com/moodle2011/file.php/17/el_hombre_en_busca_de_sentido.pdf.

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